Pasó la ráfaga de información y comentarios sobre el SIMCE 2012, y
pese a que el Ministerio de Educación destacó el alza “histórica” de nueve
puntos en la prueba de matemáticas de segundos medios en colegios particulares
y subvencionados, y de siete puntos en establecimientos municipalizados, no
podemos dejar de ver que en lectura pasó lo contrario.
En efecto, el
SIMCE 2012 reveló que los colegios de nivel socioeconómico alto retrocedieron
en siete puntos sus resultados de lectura, mientras que el medio—alto restó
dos, y los de niveles medio-bajo y bajo no avanzaron ni un ápice sus siempre
exiguos resultados en esta área.
Esto significa
que los programas que se realizan en las escuelas para fomentar la lectura no
están dando resultado. Y es que no basta con tener libros: también hay que
entenderlos, comentarlos y vivirlos en la lectura. Tampoco resulta suficiente
tratar la lectura como una tarea escolar.
Los libros deben formar parte de nuestras
conversaciones, de nuestros espacios públicos, de nuestros medios de
comunicación. Nuestra inteligencia es lingüística, y el idioma es su formato.
Su ejercicio no solo mejorará los resultados del SIMCE, sino que también nos
salvará de convertirnos en una sociedad analfabeta.
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